(Perú, 1874-1942)
Escritor peruano. Pese a que nació un año antes que su compatriota José
Santos Chocano, Eguren pertenece a la fase postmodernista del Perú y
posiblemente la primera expresión lírica con rasgos contemporáneos que apareció
en el país.
Lo distingue un vocabulario delicado, una visión etérea
elaborada con imágenes remotas y sugerencias nórdicas, y una estética depurada
de toda ornamentación recargada propia del simbolismo. En realidad representa
una de las muchas variantes innovadoras que siguió el posmodernismo hispanoamericano
a partir de la primera década del siglo XX.
Eguren era un solitario, un hombre que vivió y creó en
la mayor discreción, al margen de grupos y capillas, casi en un estado de
ascetismo artístico. Desde su casa en el balneario de Barranco, al sur de Lima,
hacía continuas exploraciones para observar la naturaleza, pintar acuarelas y
tomar fotografías.
José María Eguren (1874-1942) publicó los libros de
poemas Simbólicas (1911) y La canción de las figuras (1916). Uno de sus más
devotos lectores, Estuardo Núñez, estudioso de la literatura peruana, editó en
1961 Sombras y rondinelas, libro que recogía la producción lírica inédita de
Eguren.
Eguren fue en vida, un poeta respetado, pero poco leído;
la música de su poesía apenas se escuchaba en esos momentos de auge civilista.
Parecía, ya en ese momento, un poeta del pasado que poco tenía que ver con el
Perú de progreso y tecnología que daba la impresión de abrirse paso entonces.
Algunos espíritus avisados, José Carlos Mariátegui, en sus Siete ensayos (1928)
o Jorge Basadre en su libro Equivocaciones (1928), supieron ver la entraña
simbolista, el manejo maestro del verso que tenía Eguren.
En el estro del poeta están los románticos alemanes,
Novalis especialmente, y el maestro de la poesía francesa, Mallarmé. Pero su
inspiración más profunda tiene una fuente personal. Los temas de que habla en
su poesía provienen del mundo del ensueño, de la duermevela, del país
maravilloso y a veces terrible del inconsciente, de las alucinaciones
personales, de la fina garúa limeña. Y ese mundo aparentemente nada tenía que
ver con lo que ocurría en el Perú que le tocó vivir y poco tiene que ver,
también aparentemente, con el Perú de nuestros de nuestros días. Ya entonces
Eguren parecía un hombre de otra época.
Sin embargo, Eguren expresaba y expresa una difícil
contemporaneidad, una secreta concordancia con una aspiración sempiterna de los
hombres: dar libre curso a los sueños. En su época tuvo una asombrosa
isocronía, que nadie ha subrayado hasta ahora, con el psicoanálisis y una coincidencia
con una aspiración de la literatura de todos los tiempos: ampliar el campo de
la realidad.
Eguren cultivó sus versos de manera esmerada, con un
gran conocimiento de los recursos técnicos (distribución d acentos,
aliteraciones, conteo de sílabas, rimas, versos blancos), con una maestría
inigualable en el siglo XX.
En la edición de su Poesía completa (1961), Estuardo
Núñez agregó Sombra y Rondinelas. Sus ensayos sobre arte y naturaleza se
recogieron en el volumen Motivos estéticos (1959). La suya es una poesía casi
sin antecedentes en el Perú, pero con muchos seguidores y admiradores,
fascinados por la rareza de su imaginación y el sesgo aéreo de sus meditaciones
sobre las profundas cuestiones de siempre.
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