sábado, 20 de septiembre de 2014

JOSÉ MARÍA EGUREN


(Perú, 1874-1942)  Escritor peruano. Pese a que nació un año antes que su compatriota José Santos Chocano, Eguren pertenece a la fase postmodernista del Perú y posiblemente la primera expresión lírica con rasgos contemporáneos que apareció en el país.
Lo distingue un vocabulario delicado, una visión etérea elaborada con imágenes remotas y sugerencias nórdicas, y una estética depurada de toda ornamentación recargada propia del simbolismo. En realidad representa una de las muchas variantes innovadoras que siguió el posmodernismo hispanoamericano a partir de la primera década del siglo XX.
Eguren era un solitario, un hombre que vivió y creó en la mayor discreción, al margen de grupos y capillas, casi en un estado de ascetismo artístico. Desde su casa en el balneario de Barranco, al sur de Lima, hacía continuas exploraciones para observar la naturaleza, pintar acuarelas y tomar fotografías.
José María Eguren (1874-1942) publicó los libros de poemas Simbólicas (1911) y La canción de las figuras (1916). Uno de sus más devotos lectores, Estuardo Núñez, estudioso de la literatura peruana, editó en 1961 Sombras y rondinelas, libro que recogía la producción lírica inédita de Eguren.
Eguren fue en vida, un poeta respetado, pero poco leído; la música de su poesía apenas se escuchaba en esos momentos de auge civilista. Parecía, ya en ese momento, un poeta del pasado que poco tenía que ver con el Perú de progreso y tecnología que daba la impresión de abrirse paso entonces. Algunos espíritus avisados, José Carlos Mariátegui, en sus Siete ensayos (1928) o Jorge Basadre en su libro Equivocaciones (1928), supieron ver la entraña simbolista, el manejo maestro del verso que tenía Eguren.
En el estro del poeta están los románticos alemanes, Novalis especialmente, y el maestro de la poesía francesa, Mallarmé. Pero su inspiración más profunda tiene una fuente personal. Los temas de que habla en su poesía provienen del mundo del ensueño, de la duermevela, del país maravilloso y a veces terrible del inconsciente, de las alucinaciones personales, de la fina garúa limeña. Y ese mundo aparentemente nada tenía que ver con lo que ocurría en el Perú que le tocó vivir y poco tiene que ver, también aparentemente, con el Perú de nuestros de nuestros días. Ya entonces Eguren parecía un hombre de otra época.
Sin embargo, Eguren expresaba y expresa una difícil contemporaneidad, una secreta concordancia con una aspiración sempiterna de los hombres: dar libre curso a los sueños. En su época tuvo una asombrosa isocronía, que nadie ha subrayado hasta ahora, con el psicoanálisis y una coincidencia con una aspiración de la literatura de todos los tiempos: ampliar el campo de la realidad.
Eguren cultivó sus versos de manera esmerada, con un gran conocimiento de los recursos técnicos (distribución d acentos, aliteraciones, conteo de sílabas, rimas, versos blancos), con una maestría inigualable en el siglo XX.

En la edición de su Poesía completa (1961), Estuardo Núñez agregó Sombra y Rondinelas. Sus ensayos sobre arte y naturaleza se recogieron en el volumen Motivos estéticos (1959). La suya es una poesía casi sin antecedentes en el Perú, pero con muchos seguidores y admiradores, fascinados por la rareza de su imaginación y el sesgo aéreo de sus meditaciones sobre las profundas cuestiones de siempre. 

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