JORGE LUIS BORGES
Jorge Francisco Isidoro Luis Borges nació en Buenos Aires, 24 de
agosto de 1899. Publicó ensayos breves, cuentos y poemas. Su obra, fundamental
en la literatura y en el pensamiento humano, ha sido objeto de minuciosos
análisis y de múltiples interpretaciones, trasciende cualquier clasificación y
excluye cualquier tipo de dogmatismo.
Se
lo ha presentado como uno de los eruditos más grandes del siglo XX, lo cual no
impide que la lectura de sus escritos suscite momentos de viva emoción o de
simple distracción. Ontologías fantásticas, genealogías sincrónicas, gramáticas
utópicas, geografías novelescas, múltiples historias universales, bestiarios
lógicos, silogismos ornitológicos, éticas narrativas, matemáticas imaginarias,
thrillers teológicos, nostálgicas geometrías y recuerdos inventados son parte
del inmenso paisaje que las obras de Borges ofrece tanto a los estudiosos como
al lector casual. Y sobre todas las cosas, la filosofía, concebida como
perplejidad, el pensamiento como conjetura, y la poesía, la forma suprema de la
racionalidad. Siendo un literato puro pero, paradójicamente, preferido por los semióticos,
matemáticos, filólogos, filósofos y mitólogos, Borges ofrece -a través de la
perfección de su lenguaje, de sus conocimientos, del universalismo de sus
ideas, de la originalidad de sus ficciones y de la belleza de su poesía- una
obra que hace honor a la lengua española y la mente universal.
Ciego a los 55 años, personaje polémico, con posturas políticas que le
impidieron ganar el Premio Nobel de Literatura al que fue candidato durante
casi treinta años.
Desde una perspectiva más histórica, la obra de Borges puede dividirse
en períodos. Una primera etapa inicial, vanguardista, acotada entre los años
1923 y 1930. Este período está caracterizado por la importancia fundamental del
poema, el verso libre y la proliferación metafórica (sobre todo la proveniente
de Lugones), la apelación a un neobarroco de raigambre española (Quevedo, en
primer término) y cierto nacionalismo literario, que llega a proclamar la
independencia idiomática de Argentina, en textos luego repudiados por el propio
autor. A este período pertenecen los poemarios Fervor de Buenos Aires, Luna de
enfrente y Cuaderno San Martín, así como los ensayos de Inquisiciones, El
tamaño de mi esperanza, El idioma de los argentinos y Evaristo Carriego
En el segundo período de su obra, Borges efectuó una crítica radical a
sus años de vanguardista. Se replegó hacia una actitud estética de apariencia
neoclásica, aunque en él pervivieran los tópicos del infinito y de lo inefable,
recogidos en sus juveniles frecuentaciones de Schopenhauer y de los poetas románticos
alemanes. A este período, prescindiendo de antologías y reelaboraciones,
pertenecen los ensayos de Discusión (1932), Historia de la eternidad (1936) y
Otras Inquisiciones (1952); los relatos de Historia universal de la infamia
(1935), de Ficciones (1944) y El Aleph (1949), y un buen número de obras en
colaboración con Bioy Casares (Seis problemas para don Isidro Parodi, 1942; Dos
fantasías memorables, 1946; Un modelo para la muerte, 1946, y los guiones
cinematográficos Los Orilleros y El paraíso de los creyentes, 1955, con Delia
Ingenieros (Antiguas literaturas germánicas, 1951), con Betina Edelberg
(Leopoldo Lugones, 1955) y con Margarita Guerrero (El Martín Fierro, 1953 y
Manual de zoología fantástica, 1957). Fallece en Ginebra, 14 de junio de 1986.
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