JUAN GREGORIO
MENDEL
Fecha de nacimiento: 22 de julio
de 1822
Fecha de fallecimiento: 6 de
enero de 1884
Origen: Heizandorf, Austria
Actividad: Científico y botánico
Gregorio Mendel, hombre
de origen humilde, destacó en el mundo científico cuando, después de muerto,
sus brillantes investigaciones fueron conocidas por los hombres de ciencia y
divulgadas. El oculto biólogo, nacido de padres campesinos, después de terminar
su educación secundaria, sufrió penalidades físicas y económicas, por lo que
decidió ingresar a una profesión "que lo librara de las amargas
necesidades de la vida" (como escribiera él mismo), de modo que a sus 21
años se hizo monje.
Mendel ingresó en el monasterio agustino de
Santo Tomás de Brunn, Austria. Este monasterio se caracterizaba por seguir una
política especial en cuanto a la educación: era un reputado centro de formación
y educación en su época, y los monjes enseñaban ciencias en las escuelas de
enseñanza superior de la ciudad, por lo que debían seguir cursos de ciencias en
la universidad, y la mayoría de los monjes llevaban a cabo experimentos
científicos entre los muros del monasterio. Este fue el caso de Mendel, que
estudió durante varios años en la Universidad de Viena. A su regreso al monasterio
en 1854 inició una serie de trabajos en plantas para tratar de descubrir la
forma en que se transmiten los caracteres heredables.
Después de ordenarse como sacerdote en el
ministerio de los agustinos, en Altbrün, hizo estudios de matemáticas, física y
ciencias naturales. Tenía vocación por el magisterio, por lo que dedicaría 14
años de su vida a la actividad docente. A su regreso al monasterio en 1854
inició una serie de trabajos en plantas para tratar de descubrir la forma en
que se transmiten los caracteres heredables. En 1956, tres años antes de que
Darwin publicara su primera obra sobre la evolución, Mendel inició sus
importantes trabajos de experimentación que duraron ocho años.
Su inquietud por desentrañar el mecanismo
de la herencia lo llevó a efectuar trabajos experimentales con guisantes en un
pequeño jardín del monasterio; trataba de descubrir los rasgos particulares de
los padres descendientes. Controló la fecundación cruzada de guisantes con
caracteres distintos, observó los resultados e hizo notas cuidadosas que fue
analizando hasta descubrir que la herencia obedecía a leyes biológicas
especiales.
La genética se encarga de estudiar los
funcionamientos de los mecanismos de la herencia, donde el científico consulta
su aporte al desarrollo de la genética; y fue el monje botánico Juan Gregorio
Mendel el primero en describir los mecanismos de la herencia en los chícharos,
en 1866.
A Mendel se le revelaron por primera vez
las características de la herencia; encontrando que los caracteres de ambos
padres no se transmiten a la descendencia al azar, sino por un mecanismo que
tiene suficiente precisión para merecer que se le llame ley. Así, diseñó sus
experimentos con sencillez, y los realizó con técnica impecable. Escogió
trabajar con números suficientemente grandes, de modo que pudiera tener una
exactitud estadística, y sacó sus conclusiones con atrevida firmeza.
El aficionado ha desaparecido del campo de
la ciencia. Probablemente pueda considerarse a Mendel como el último de los
grandes aficionados. Actualmente el científico tiene que ser una especie de
contratista a tiempo parcial, cuya preocupación por los presupuestos, las
comunicaciones sobre el progreso de la investigación, es por lo menos igual a
su interés por la ciencia. Y sobre todo, el científico actual tiene que
publicar rápido para sobrevivir. Mendel tenía conciencia de la importancia de
su descubrimiento y trató de interesar en él a los científicos profesionales,
envió personalmente una copia de sus hallazgos a un notable botánico suizo,
Carlos von Nägeli, pero éste tenía sus propias ideas sobre el mecanismo de la
herencia, e hizo a un lado las presuntuosas afirmaciones de un aficionado, de
modo que la meticulosa comunicación de Mendel, con los resultados de ocho años
de trabajo, quedó sepultada en las páginas de la revista Provinciana, donde se
imprimió en 1866. Nägeli cerró los ojos al profundo descubrimiento de Mendel.
Dos años después, Mendel fue elegido abad
del monasterio y, como ha sucedido después de él a tantos buenos científicos,
abdicó de la ciencia y se convirtió en administrador. Murió en 1884,
completamente ignorado por el mundo científico, que lo descubrió sólo 16 años
después. El mismo Mendel hace alusión a Nägeli en su obra posterior al decir:
"La pregunta acerca del origen de numerosas y constantes formas intermediarias
ha cobrado un reciente interés desde que un famoso especialista en Hieracium
[Carl Nägeli] ha, bajo el espíritu de las enseñanzas Darwinistas, defendido la
opinión de que éstas formas debieran de ser consideradas como [surgiendo] de la
transmutación de especies extintas o aún en existencia", Mendel, 1869.
Mendel rechazó rotundamente la teoría de la
evolución, según consta en la copia del libro de Darwin "origen de las
especies", en la que Mendel subrayó párrafos e hizo diversas anotaciones
de su puño y letra. Fue uno de los pocos hombres afortunados que pudieron hacer
exactamente lo que querían.
Mendel destiló la esencia de la vida del
verdadero científico en una frase: "día tras día, de la primavera al
otoño, se renueva el interés que uno tiene...". Esta es la máxima
recompensa del científico: no el poder, no una posición profesional, no mayores
atribuciones económicas, sino la inmersión completa en el trabajo, que sostiene
su interés y le da, si no la seguridad económica, al menos el ser veraz, real y
perdurable.
El descubrimiento del trabajo de Mendel fue
hecho simultáneamente por tres investigadores diferentes que, por sus propios
estudios llegaron a las mismas conclusiones: Hugo de Vries, botánico holandés;
Carlos Correns, botánico alemán y Erich von Tshermak, comerciante de plantas en
Viena, parecen haber tenido noticia del trabajo de Mendel por una referencia
incluida en una bibliografía exhaustiva sobre hibridación de vegetales,
compilada en 1881 por algún meticuloso erudito alemán, y todos ellos
reconocieron honestamente la prioridad de Mendel en el descubrimiento y lo
designaron como "Leyes de Mendel".
Leyes de Mendel
Es conviene aclarar que Mendel, por ser
pionero, carecía de los conocimientos actuales sobre la presencia de pares de
alelos en los seres vivos y sobre el mecanismo de transmisión de los
cromosomas, por lo que esta exposición está basada en la interpretación
posterior de los trabajos de Mendel.
Primera ley de Mendel
Enunciado de la ley.- A esta ley se
le llama también Ley de la uniformidad de los híbridos de la primera generación
(F1). , y dice que cuando se cruzan dos variedades individuos de raza pura
ambos (homocigotos ) para un determinado carácter, todos los híbridos de la
primera generación son iguales.
El experimento de Mendel.- Mendel llegó a esta
conclusión trabajando con una variedad pura de plantas de guisantes que
producían las semillas amarillas y con una variedad que producía las semillas
verdes. Al hacer un cruzamiento entre estas plantas, obtenía siempre plantas
con semillas amarillas.
Interpretación del
experimento.- El polen de la planta progenitora aporta a la descendencia un
alelo para el color de la semilla, y el óvulo de la otra planta progenitora
aporta el otro alelo para el color de la semilla; de los dos alelos, solamente
se manifiesta aquél que es dominante (A), mientras que el recesivo (a)
permanece oculto.
Otros casos para la primera ley.- La primera ley de
Mendel se cumple también para el caso en que un determinado gen de lugar a una
herencia intermedia y no dominante, como es el caso del color de las flores del
"dondiego de noche" (Mirabilis jalapa). Al cruzar las plantas de la
variedad de flor blanca con plantas de la variedad de flor roja, se obtienen
plantas de flores rosas. La interpretación es la misma que en el caso anterior,
solamente varía la manera de expresarse los distintos alelos.
Segunda ley de Mendel
Enunciado de la ley.-
A la segunda ley de Mendel también se le llama de la separación o disyunción de
los alelos.
El experimento de Mendel. Mendel
tomó plantas procedentes de las semillas de la primera generación (F1) del
experimento anterior (figura 1) y las polinizó entre sí. Del cruce obtuvo
semillas amarillas y verdes en la proporción que se indica en la figura 3. Así
pues, aunque el alelo que determina la coloración verde de las semillas parecía
haber desaparecido en la primera generación filial, vuelve a manifestarse en
esta segunda generación.
Interpretación del
experimento. Los dos alelos distintos para el color de la semilla presentes
en los individuos de la primera generación filial, no se han mezclado ni han
desaparecido, simplemente ocurría que se manifestaba sólo uno de los dos.
Cuando el individuo de fenotipo amarillo y genotipo Aa, forme los gametos, se
separan los alelos, de tal forma que en cada gameto sólo habrá uno de los
alelos y así puede explicarse los resultados obtenidos.
Otros casos para la segunda ley. En el caso
de los genes que presentan herencia intermedia, también se cumple el enunciado
de la segunda ley. Si tomamos dos plantas de flores rosas de la primera
generación filial (F1) del cruce que se observa en la figura 2 y las cruzamos
entre sí, se obtienen plantas con flores blancas, rosas y rojas, en la
proporción que se indica en el esquema de la figura 4.También en este caso se
manifiestan los alelos para el color rojo y blanco, que permanecieron ocultos
en la primera generación filial.
Tercera ley de Mendel
Enunciado de la ley.Se conoce esta
ley como la de la herencia independiente de caracteres, y hace referencia al
caso de que se contemplen dos caracteres distintos. Cada uno de ellos se
transmite siguiendo las leyes anteriores con independencia de la presencia del
otro carácter.
El experimento de Mendel. Mendel
cruzó plantas de guisantes de semilla amarilla y lisa con plantas de semilla
verde y rugosa ( Homocigóticas ambas para los dos caracteres).
(Figura 7)Las semillas obtenidas en este
cruzamiento eran todas amarillas y lisas, cumpliéndose así la primera ley para
cada uno de los caracteres considerados, y revelándonos también que los alelos
dominantes para esos caracteres son los que determinan el color amarillo y la
forma lisa.
Las plantas obtenidas y que constituyen la F 1 son dihíbridas (AaBb).
Estas plantas de la F 1 se cruzan entre sí, teniendo
en cuenta los gametos que formarán cada una de las plantas y que pueden verse en la figura 8. En el
cuadro de la figura 9 se ven las semillas que aparecen y en las proporciones
que se indica.
Se puede apreciar que los alelos de los
distintos genes se transmiten con independencia unos de otros, ya que en la
segunda generación filial F2 aparecen guisantes amarillos y rugosos y otros que
son verdes y lisos, combinaciones que no se habían dado ni en la generación
parental (P), ni en la filial primera (F1).
Asimismo, los resultados
obtenidos para cada uno de los caracteres considerados por separado, responden
a la segunda ley.
Interpretación del experimento. Los
resultados de los experimentos de la tercera ley refuerzan el concepto de que
los genes son independientes entre sí, que no se mezclan ni desaparecen
generación tras generación. Para esta interpretación fue providencial la
elección de los caracteres, pues estos resultados no se cumplen siempre, sino
solamente en el caso de que los dos caracteres a estudiar estén regulados por
genes que se encuentran en distintos cromosomas. No se cumple cuando los dos
genes considerados se encuentran en un mismo cromosoma, es el caso de los genes
ligados.
Los experimentos de Mendel han resistido la
prueba de incontables repeticiones con todas las especies de organismos
vivientes que se reproducen por función de dos células sexuales. Todos, desde
el hombre hasta el ratón muestran caracteres dominantes y recesivos, y la
manifestación de estos siguen generalmente las leyes de Mendel. Durante los 100
años que siguieron a la publicación de Mendel, hemos descubierto lentamente los
mecanismos moleculares que infaliblemente realizan la transmisión de los
caracteres hereditarios a la descendencia.
La sustancia hipotética a la cual Mendel
intuitivamente adscribió la capacidad de representar un carácter hereditario
(el "elemento formador" o "factor") fue aislado, sin
saberlo, por un contemporáneo de Mendel: Federico Miescher. Por ello,
"Todo ser engendra otros semejantes", es el axioma que ha formado
parte del caudal de los conocimientos humanos desde tiempo inmemorial.
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