TRAYECTORIA VITAL DE FRAY LUIS
DE LEÓN.
Fray Luis de León nació en Belmonte
(Cuenca) el año 1527 ó 1528 como afirman algunos estudios. De familia rica e
influyente, su padre, el abogado Lope de León, realiza varios viajes a Madrid y
Valladolid a los que acompaña el pequeño Luis. Su madre, Inés de Varela, era
hija de Juan de Varela, uno de los cien guardias de corps del rey.
En 1542 su padre es nombrado oidor de la Cancillería de Granada
y la familia decide la entrada de Luis en un colegio de Salamanca para cursar
sus estudios. Poco después, en 1543, ingresa en el Convento de San Pedro, de la Orden de los Agustinos en
Salamanca, pero en ningún momento deja sus estudios. Profesa un año más tarde y
continúa sus estudios universitarios. Años más tarde obtiene la licenciatura en
Teología y se dedica a dar clases en un convento de Soria. De allí pasará a la Universidad de Alcalá,
donde estudiará el hebreo, factor decisivo para sus posteriores estudios
filológicos y su interpretación de los textos hebreos de la Biblia.
El año 1561 obtiene la cátedra de Santo
Tomás tras el fracaso, un año antes, de obtener la cátedra salmantina de
Biblia. Regenta su cátedra hasta 1565, fecha en la que logra la cátedra de
Durando. Su sólida formación humanística, que incluye teología, retórica y un
profundo conocimiento de las lenguas clásicas, es compatible además con la
atención a los modelos literarios en lengua vulgar, estudios como ejemplos en
los que se reflejan los recursos y las posibilidades expresivas de un idioma.
En marzo de 1572 Fray Luis de León fue
detenido por la
Inquisición y encarcelado en los calabozos del Santo Oficio
en Valladolid; había sido delatado por varios de sus colegas. Se le acusaba de
haber escrito una versión española del Cantar de los Cantares, que la Inquisición prohibía
traducir en lengua vulgar, y de criticar el texto latino de la Biblia , la Vulgata , donde señalaba
errores en la versión latina de San Jerónimo y afirmaba la superioridad del
texto hebreo, además de introducir opiniones heréticas en sus comentarios y en
asuntos teológicos. Días más tarde fueron detenidos también sus compañeros como
Gaspar de Grajal, que compartía con Fray Luis ascendencia judaica, y Martín Martínez.
Tras varios años encarcelado, fue absuelto
en 1576, sólo se le reprochó el hecho de haber tratado temas peligrosos y se le
confiscó la versión castellana del Cantar.
La vuelta de Fray Luis a la Universidad fue
triunfal e incluso se acentuó su carácter agresivo, unido a la eufórica
confianza en sí. Su carácter acerado e indómito le acarreará nuevos roces con la Inquisición en 1579 y
1582. Poco a poco su Orden le conferirá cargos cada vez más importantes y se
ocupará de la reforma de la Orden
agustiniana.
En 1591 es elegido Vicario General de
Castilla y poco después Provincial, cargo que casi no llegó a disfrutar, pues
la muerte le sorprendió once días más tarde, en una visita a Madrigal de la Altas Torres. Sus
restos fueron llevados al convento de San Agustín de Salamanca, destruido en el
siglo XIX, pero hoy reposan en la capilla de la Universidad de
Salamanca.
PRODUCCIÓN LITERARIA DEL AUTOR.
Verdaderamente, el panorama de la
producción luisiana no es excesivamente extenso, pero sí amplio y de variada
temática. Aparte las obras perdidas, abarca un reducido número de poemas
originales en castellano, casi todos de gran calidad artística y de hondo
contenido vital e ideológico; un poema latino, Te servante ratem, maxima virginum;
diversas obras teológicas y exegéticas, también en latín; cuatro obras extensas
en prosa; varios escritos breves y casi medio centenar de cartas.
Su primera obra en prosa fue la Exposición del Cantar
de los Cantares, libro redactado entre los años 1561 - 1562, a instancias de la
monja del convento de Sancti Spiritus de Salamanca, Isabel Osorio, después de
haber consultado un manuscrito, también de explanación al Cantar, de Arias
Montano. El propósito de esta traslación consistía en facilitar a la religiosa
salmantina el acceso al texto bíblico.
Su obra mayor en prosa De los nombres de
Cristo apareció en Salamanca el 10 de abril de 1583 y fue completada en 1585;
la elaboró Fray Luis en su segundo período de encarcelamiento.
El secreto del libro estriba en la
intimidad de la vida del hombre con la vida de Cristo. Lo que el autor
pretendía era una obra que supliera en lo posible la lectura de los Libros
Sagrados, prohibidos en lengua vulgar. Fray Luis quería ofrecer a sus lectores
una introducción al pensamiento bíblico y patrístico, que sirviera como de
compendio del dogma, la moral y hasta la espiritualidad ortodoxa.
Se puede extraer de La Perfecta Casada
una antología de sentencias y de vivaces y agudas impresiones sobre la vida
familiar, la política, el derecho, el lujo de las damas y de los ricos, las
condiciones de patronos y siervos, el mundo del trabajo en el artesanado y en
el campo, todo esto sin perder el contexto bíblico. Es La Perfecta Casada el
único caso en el que Fray Luis aplica por extenso la interpretación moral al
texto bíblico, es el único texto del que disponemos para conocer la aplicación
práctica del sentido moral a la
Escritura.
La última obra en prosa conocida de Fray
Luis de León es Exposición del Libro de Job (publicado en 1779) cuya génesis
tuvo lugar en la cárcel. En su primera parte, Job se lamenta y protesta contra
Dios, pero en los capítulos siguientes el discurso se templa en las acusaciones
de Eliú, quien representa la razón humana; más tarde emerge la figura de Dios,
quien al fin pone de manifiesto las maravillas de la creación.
En el Job está presente el subfondo de los
Nombres, el hecho en que Fray Luis funda su experiencia del no-ser, de la tiniebla,
del mal, del pecado, del hombre de por sí destituido y perdido. Aparecen los
sentimientos de tristeza y melancolía; la melancolía de Job es densa, continua.
Así se demuestra la pesadumbre existencial de Fray Luis, pues es una obra
autobiográfica.
En cuanto a su obra poética, como muchos
poetas de los siglos XVI y XVII, Fray Luis murió sin haber publicado sus
poesías, de modo que su obra lírica no fue coleccionada y editada hasta 1631,
gracias a las diligencias de Quevedo. Además de la edición de Quevedo, una
docena de códices manuscritos, algunos de finales del siglo XVI, ofrecen textos
no coincidentes, con numerosas variantes que pueden recoger interpolaciones
ajenas o estados de redacción diferentes del propio autor.
Los últimos años de su vida, Fray Luis los
dedicó a reunir una selección de su obra poética, pero nunca llegó a publicarse
esta recopilación.
Los comentaristas han intentado en varias
ocasiones clasificar la obra de Fray Luis; ya Menéndez Pelayo trató de
distinguir entre imitaciones de Horacio e imitaciones libres. Al primer bloque
corresponderían odas como «Profecía del Tajo» o «Canción de la vida solitaria»,
mientras que en el segundo incluirían «Noche serena» o la oda a Salinas. Por su
parte, Oreste Macri clasifica las odas luisianas según su relación con la
experiencia del encarcelamiento sufrido por el autor: las escritas antes del
proceso, las que Fray Luis escribió en prisión y las que creó tras su
absolución.
Realmente el alma luisiana se esfuerza en
elaborar y en reducir a música interior la naturaleza exterior. La oda de Fray
Luis está cuidadosamente construida sobre la naturaleza y el mundo, sobre la
ciencia y la historia, aparece una fusión perfecta entre cristianismo
paulino-agustino y humanismo y diríamos que se presencia una analogía rítmica
con las odas clásicas de Horacio y de Píndaro. Hacen juego las oposiciones
fónicas y presemánticas del movimiento y estasis, gracilidad y fuerza,
flexibilidad y solemnidad. Su rima es muy semántica y disimulada con extrema
finura.
Los conocidos encabalgamientos de Fray
Luis recuerdan a Píndaro; adaptados a la estrofa corta, compuesta de
endecasílabos y heptasílabos, contribuyen a crear una oscilación entre pausa y
avance. Esta tensión entre el retraso y el avance impetuoso se resuelve y
recomienza continuamente a lo largo de toda la oda.
ESPÍRITU ARTÍSTICO DE FRAY
LUIS DE LEÓN.
Fray Luis de León, humanista, maestro y
poeta, hallaba en la labor de traducir poemas un punto de contacto entre esas
tres actividades, por ello es difícil precisar cuál de esos tres ámbitos era el
preferido por el autor. Fray Luis poseyó una inteligencia brillante y profundos
conocimientos de Teología, las Sagradas Escrituras en latín y hebreo, los
clásicos latinos, griegos e italianos y la poesía neolatina del Renacimiento.
Fray Luis era un escritor de sentimientos intensos y complejos, y su verso
tiene un gran contenido emocional.
Fray Luis ocupa un lugar destacado entre
los humanistas que trabajaron por conseguir que el castellano llegara a
convertirse en una lengua de cultura como lo fueron en su tiempo el griego y el
latín. Los humanistas plantean cuestiones vitales y las exponen en un estilo
que pueda ser entendido por un lector medianamente culto. Fray Luis no pretende
plantear cuestiones innovadoras, sino que expone problemas eternos dándoles un
sentido actual, y para ello ha sabido emplear un estilo elegante.
En cuanto al temperamento de Fray Luis,
realmente fue un hombre apasionado y colérico. Su estilo nos obliga a leer
entre líneas para acercarnos a su perfil psicológico, en sus poesías podemos
encontrar la rabia o la incomodidad que él encuentra en la España de su época. Él
pretende encontrar un ambiente de serenidad, de contemplación, por ello ese
refugio lo descubre en el estudio, la meditación y el trabajo literario, el
lenguaje además le proporciona medios para defenderse y atacar.
Fray Luis está interesado por el lenguaje,
la palabra, el idioma, y por la pasión moral y espiritual que lo inclina a la teología,
la mística, la cosmología. El vínculo entre la numerología, la música, el
lenguaje y la visión filosófica, religiosa, teológica, mística es necesario
para comprender la obra de Fray Luis de León, pues en algunos textos se pueden
encontrar unidos todos los aspectos de su creación poética y humanística.
Por lo tanto, encontramos en Fray Luis un
carácter difícil, iracundo, de moralista y de místico, inclinado a estallar, al
resentirse a la mínima traición de las leyes ético-religiosas de la universalidad
clásico-cristiana dentro de la sociedad en la que vivía. En suma, tipo ejemplar
del conservador y del restaurador que acababa chocándose con el conservadurismo
decadente y recibiendo las mismas acusaciones que él hacia.
LA ESCUELA
«SALMANTINA»
Fray
Luis de León no es un caso aislado en el mundo universitario de Salamanca del
siglo XVI. Junto a él se encuentra un grupo de amigos y discípulos con
intereses y gustos afines. Entre este grupo figuran nombres como Francisco
Sánchez de las Brozas (el Brocense), Benito Arias Montano, Juan Almeida, Miguel
Termón, Alonso de Mendoza, Basilio Ponce de León,... Todos trabajaron en
traducciones de los clásicos, todos se aproximaron a la poesía y todos se
intercambiaron sus producciones, puesto que deseaban desarrollar un ejercicio
intelectual. Además de producciones que son juegos lingüísticos o alardes de
ingenio, también trabajaron sobre una preocupación moral.
Pero difícil es clasificar los rasgos
comunes que puedan llevar a agrupar a un variado número de artistas en la
escuela «Salmantina», puesto que se encuentra una gran variedad de temas,
motivos y técnicas, además de dificultades de distinta naturaleza.
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