domingo, 21 de septiembre de 2014

FRAY LUIS DE LEÓN

FRAY LUIS DE LEÓN

TRAYECTORIA VITAL DE FRAY LUIS DE LEÓN.
     Fray Luis de León nació en Belmonte (Cuenca) el año 1527 ó 1528 como afirman algunos estudios. De familia rica e influyente, su padre, el abogado Lope de León, realiza varios viajes a Madrid y Valladolid a los que acompaña el pequeño Luis. Su madre, Inés de Varela, era hija de Juan de Varela, uno de los cien guardias de corps del rey.

     En 1542 su padre es nombrado oidor de la Cancillería de Granada y la familia decide la entrada de Luis en un colegio de Salamanca para cursar sus estudios. Poco después, en 1543, ingresa en el Convento de San Pedro, de la Orden de los Agustinos en Salamanca, pero en ningún momento deja sus estudios. Profesa un año más tarde y continúa sus estudios universitarios. Años más tarde obtiene la licenciatura en Teología y se dedica a dar clases en un convento de Soria. De allí pasará a la Universidad de Alcalá, donde estudiará el hebreo, factor decisivo para sus posteriores estudios filológicos y su interpretación de los textos hebreos de la Biblia.

     El año 1561 obtiene la cátedra de Santo Tomás tras el fracaso, un año antes, de obtener la cátedra salmantina de Biblia. Regenta su cátedra hasta 1565, fecha en la que logra la cátedra de Durando. Su sólida formación humanística, que incluye teología, retórica y un profundo conocimiento de las lenguas clásicas, es compatible además con la atención a los modelos literarios en lengua vulgar, estudios como ejemplos en los que se reflejan los recursos y las posibilidades expresivas de un idioma.

     En marzo de 1572 Fray Luis de León fue detenido por la Inquisición y encarcelado en los calabozos del Santo Oficio en Valladolid; había sido delatado por varios de sus colegas. Se le acusaba de haber escrito una versión española del Cantar de los Cantares, que la Inquisición prohibía traducir en lengua vulgar, y de criticar el texto latino de la Biblia, la Vulgata, donde señalaba errores en la versión latina de San Jerónimo y afirmaba la superioridad del texto hebreo, además de introducir opiniones heréticas en sus comentarios y en asuntos teológicos. Días más tarde fueron detenidos también sus compañeros como Gaspar de Grajal, que compartía con Fray Luis ascendencia judaica, y Martín Martínez.

     Tras varios años encarcelado, fue absuelto en 1576, sólo se le reprochó el hecho de haber tratado temas peligrosos y se le confiscó la versión castellana del Cantar.

     La vuelta de Fray Luis a la Universidad fue triunfal e incluso se acentuó su carácter agresivo, unido a la eufórica confianza en sí. Su carácter acerado e indómito le acarreará nuevos roces con la Inquisición en 1579 y 1582. Poco a poco su Orden le conferirá cargos cada vez más importantes y se ocupará de la reforma de la Orden agustiniana.

     En 1591 es elegido Vicario General de Castilla y poco después Provincial, cargo que casi no llegó a disfrutar, pues la muerte le sorprendió once días más tarde, en una visita a Madrigal de la Altas Torres. Sus restos fueron llevados al convento de San Agustín de Salamanca, destruido en el siglo XIX, pero hoy reposan en la capilla de la Universidad de Salamanca.

     PRODUCCIÓN LITERARIA DEL AUTOR.
     Verdaderamente, el panorama de la producción luisiana no es excesivamente extenso, pero sí amplio y de variada temática. Aparte las obras perdidas, abarca un reducido número de poemas originales en castellano, casi todos de gran calidad artística y de hondo contenido vital e ideológico; un poema latino, Te servante ratem, maxima virginum; diversas obras teológicas y exegéticas, también en latín; cuatro obras extensas en prosa; varios escritos breves y casi medio centenar de cartas.

     Su primera obra en prosa fue la Exposición del Cantar de los Cantares, libro redactado entre los años 1561 - 1562, a instancias de la monja del convento de Sancti Spiritus de Salamanca, Isabel Osorio, después de haber consultado un manuscrito, también de explanación al Cantar, de Arias Montano. El propósito de esta traslación consistía en facilitar a la religiosa salmantina el acceso al texto bíblico.

     Su obra mayor en prosa De los nombres de Cristo apareció en Salamanca el 10 de abril de 1583 y fue completada en 1585; la elaboró Fray Luis en su segundo período de encarcelamiento.

     El secreto del libro estriba en la intimidad de la vida del hombre con la vida de Cristo. Lo que el autor pretendía era una obra que supliera en lo posible la lectura de los Libros Sagrados, prohibidos en lengua vulgar. Fray Luis quería ofrecer a sus lectores una introducción al pensamiento bíblico y patrístico, que sirviera como de compendio del dogma, la moral y hasta la espiritualidad ortodoxa.

     La Perfecta Casada es la siguiente obra publica de Fray Luis de León. Manual clásico de la mujer cristiana, sigue a una larga tradición de didáctica femenina. Esta obra expresa un pensamiento cálido y robusto acerca del carácter y del oficio de cada condición humana en la sociedad natural y legal.

     Se puede extraer de La Perfecta Casada una antología de sentencias y de vivaces y agudas impresiones sobre la vida familiar, la política, el derecho, el lujo de las damas y de los ricos, las condiciones de patronos y siervos, el mundo del trabajo en el artesanado y en el campo, todo esto sin perder el contexto bíblico. Es La Perfecta Casada el único caso en el que Fray Luis aplica por extenso la interpretación moral al texto bíblico, es el único texto del que disponemos para conocer la aplicación práctica del sentido moral a la Escritura.

     La última obra en prosa conocida de Fray Luis de León es Exposición del Libro de Job (publicado en 1779) cuya génesis tuvo lugar en la cárcel. En su primera parte, Job se lamenta y protesta contra Dios, pero en los capítulos siguientes el discurso se templa en las acusaciones de Eliú, quien representa la razón humana; más tarde emerge la figura de Dios, quien al fin pone de manifiesto las maravillas de la creación.

     En el Job está presente el subfondo de los Nombres, el hecho en que Fray Luis funda su experiencia del no-ser, de la tiniebla, del mal, del pecado, del hombre de por sí destituido y perdido. Aparecen los sentimientos de tristeza y melancolía; la melancolía de Job es densa, continua. Así se demuestra la pesadumbre existencial de Fray Luis, pues es una obra autobiográfica.

     En cuanto a su obra poética, como muchos poetas de los siglos XVI y XVII, Fray Luis murió sin haber publicado sus poesías, de modo que su obra lírica no fue coleccionada y editada hasta 1631, gracias a las diligencias de Quevedo. Además de la edición de Quevedo, una docena de códices manuscritos, algunos de finales del siglo XVI, ofrecen textos no coincidentes, con numerosas variantes que pueden recoger interpolaciones ajenas o estados de redacción diferentes del propio autor.

     Los últimos años de su vida, Fray Luis los dedicó a reunir una selección de su obra poética, pero nunca llegó a publicarse esta recopilación.

     Los comentaristas han intentado en varias ocasiones clasificar la obra de Fray Luis; ya Menéndez Pelayo trató de distinguir entre imitaciones de Horacio e imitaciones libres. Al primer bloque corresponderían odas como «Profecía del Tajo» o «Canción de la vida solitaria», mientras que en el segundo incluirían «Noche serena» o la oda a Salinas. Por su parte, Oreste Macri clasifica las odas luisianas según su relación con la experiencia del encarcelamiento sufrido por el autor: las escritas antes del proceso, las que Fray Luis escribió en prisión y las que creó tras su absolución.

     Realmente el alma luisiana se esfuerza en elaborar y en reducir a música interior la naturaleza exterior. La oda de Fray Luis está cuidadosamente construida sobre la naturaleza y el mundo, sobre la ciencia y la historia, aparece una fusión perfecta entre cristianismo paulino-agustino y humanismo y diríamos que se presencia una analogía rítmica con las odas clásicas de Horacio y de Píndaro. Hacen juego las oposiciones fónicas y presemánticas del movimiento y estasis, gracilidad y fuerza, flexibilidad y solemnidad. Su rima es muy semántica y disimulada con extrema finura.

     Los conocidos encabalgamientos de Fray Luis recuerdan a Píndaro; adaptados a la estrofa corta, compuesta de endecasílabos y heptasílabos, contribuyen a crear una oscilación entre pausa y avance. Esta tensión entre el retraso y el avance impetuoso se resuelve y recomienza continuamente a lo largo de toda la oda.

ESPÍRITU ARTÍSTICO DE FRAY LUIS DE LEÓN.
     Fray Luis de León, humanista, maestro y poeta, hallaba en la labor de traducir poemas un punto de contacto entre esas tres actividades, por ello es difícil precisar cuál de esos tres ámbitos era el preferido por el autor. Fray Luis poseyó una inteligencia brillante y profundos conocimientos de Teología, las Sagradas Escrituras en latín y hebreo, los clásicos latinos, griegos e italianos y la poesía neolatina del Renacimiento. Fray Luis era un escritor de sentimientos intensos y complejos, y su verso tiene un gran contenido emocional.

     Fray Luis ocupa un lugar destacado entre los humanistas que trabajaron por conseguir que el castellano llegara a convertirse en una lengua de cultura como lo fueron en su tiempo el griego y el latín. Los humanistas plantean cuestiones vitales y las exponen en un estilo que pueda ser entendido por un lector medianamente culto. Fray Luis no pretende plantear cuestiones innovadoras, sino que expone problemas eternos dándoles un sentido actual, y para ello ha sabido emplear un estilo elegante.

     En cuanto al temperamento de Fray Luis, realmente fue un hombre apasionado y colérico. Su estilo nos obliga a leer entre líneas para acercarnos a su perfil psicológico, en sus poesías podemos encontrar la rabia o la incomodidad que él encuentra en la España de su época. Él pretende encontrar un ambiente de serenidad, de contemplación, por ello ese refugio lo descubre en el estudio, la meditación y el trabajo literario, el lenguaje además le proporciona medios para defenderse y atacar.

     Fray Luis está interesado por el lenguaje, la palabra, el idioma, y por la pasión moral y espiritual que lo inclina a la teología, la mística, la cosmología. El vínculo entre la numerología, la música, el lenguaje y la visión filosófica, religiosa, teológica, mística es necesario para comprender la obra de Fray Luis de León, pues en algunos textos se pueden encontrar unidos todos los aspectos de su creación poética y humanística.

     Por lo tanto, encontramos en Fray Luis un carácter difícil, iracundo, de moralista y de místico, inclinado a estallar, al resentirse a la mínima traición de las leyes ético-religiosas de la universalidad clásico-cristiana dentro de la sociedad en la que vivía. En suma, tipo ejemplar del conservador y del restaurador que acababa chocándose con el conservadurismo decadente y recibiendo las mismas acusaciones que él hacia.

LA ESCUELA «SALMANTINA»

     Fray Luis de León no es un caso aislado en el mundo universitario de Salamanca del siglo XVI. Junto a él se encuentra un grupo de amigos y discípulos con intereses y gustos afines. Entre este grupo figuran nombres como Francisco Sánchez de las Brozas (el Brocense), Benito Arias Montano, Juan Almeida, Miguel Termón, Alonso de Mendoza, Basilio Ponce de León,... Todos trabajaron en traducciones de los clásicos, todos se aproximaron a la poesía y todos se intercambiaron sus producciones, puesto que deseaban desarrollar un ejercicio intelectual. Además de producciones que son juegos lingüísticos o alardes de ingenio, también trabajaron sobre una preocupación moral.

     Pero difícil es clasificar los rasgos comunes que puedan llevar a agrupar a un variado número de artistas en la escuela «Salmantina», puesto que se encuentra una gran variedad de temas, motivos y técnicas, además de dificultades de distinta naturaleza.


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