lunes, 22 de septiembre de 2014

JOSÉ GÁLVEZ EGÚSQUIZA

JOSÉ GÁLVEZ EGÚSQUIZA
Nació en Cajamarca el 17 de marzo de 1819. Hijo del coronel limeño José Manuel Gálvez Paz y de María Micaela Egúsquiza y Aristizábal. Estudió en el Colegio Central de Ciencias y Artes de su ciudad natal, bajo la dirección del presbítero Juan Pío Burga. Tras egresar, su padre dispuso que durante algún tiempo lo ayudase en el manejo de su hacienda “Catudén”.
En 1842, cuando tenía ya 22 años, se trasladó a Lima, matriculándose en el convictorio de San Carlos, cuyo rector era el famoso presbítero y orador sagrado Bartolomé Herrera. Optó grado de bachiller en Sagrados Cánones en 1843 y se recibió de abogado en 1845. Durante cinco años ejerció su profesión en el ámbito de Cerro de Pasco y Tarma.
Luego fue elegido diputado por la provincia de Jauja a la Convención Nacional de 1855 y ésta, al instalarse el 13 de julio, lo eligió su Secretario, reeligiéndolo en las sucesivas elecciones de 1° de setiembre, 1° de octubre y 1° de noviembre, desempeñando el cargo hasta el 30 de este mes. En las de 1° de febrero la Convención lo eligió su Presidente, cargo que desempeñó hasta el 28 del mes referido, habiendo sido reelegido presidente hasta en dos oportunidades más. Formó parte de la Comisión Codificadora del Código Penal en 1857 y fue Decano del Ilustre Colegio de Abogados de Lima.
En 1857 Castilla disolvió la Convención Nacional, actitud que convirtió a Gálvez en su exaltado opositor, desde la redacción del diario El Constitucional (3 de abril a 1º de agosto de 1858). Para impedir que prevaleciera la nueva Constitución de 3 de noviembre de 1860, formó parte junto con Ricardo Palma y otros liberales y oficiales de una conspiración para victimar a Castilla, tomando por asalto su casa de la calle de las Divorciadas (23 de noviembre de 1860). Fracasado el intento, tuvo que asilarse en la legación de Chile en Lima y salir al destierro, rumbo a Europa.
Combate del 2 de mayo del Callao.Viajó a París y luego a Ginebra. Retornó al Perú en 1862 y se consagró a la abogacía. Al año siguiente obtuvo su doctorado en Jurisprudencia en la Universidad Mayor de San Marcos, con una tesis sobre el carácter autónomo de las instituciones científicas con respecto al Estado.
En 1865 fue elegido decano del Colegio de Abogados de Lima y en tal condición manifestó su disconformidad por la actitud pasiva del presidente Juan Antonio Pezet ante la agresión de la Escuadra Española del Pacífico, siendo por este motivo desterrado nuevamente a Chile. Retornó para unirse en Chincha a la revolución encabezada por el coronel Mariano Ignacio Prado, a quien solicitó que se le permitiera combatir, y fue reconocido como coronel. Tras el triunfo de la revolución y la instauración de la dictadura de Prado, fue designado como secretario de Guerra y Marina, integrando el famoso gabinete de los talentos (1865).
Al tomar conocimiento del manifiesto (27 de abril de 1866) efectuado desde la fragata capitana Numancia por el almirante Casto Méndez Núñez, comandante de la Escuadra Española, amenazando con bombardear el Callao en un plazo de cuatro días, Gálvez asumió la dirección de la defensa de aquel puerto y construyó una serie de baterías, emplazadas al norte y sur, situando los débiles y reducidos barcos de guerra al centro. En la defensa norte se ubicaba la torre de Junín, el fuerte de Ayacucho y el famoso cañón del pueblo; en las baterías del sur el fuerte de Santa Rosa, la torre de la Merced, que era giratoria y blindada y la batería Zepita que estaba frente a la Mar Brava.
El 2 de mayo de 1866, en las primeras horas del combate, uno de los cañones Blakely del fuerte de Santa Rosa se inutilizó. Lo lamentable fue que una bomba de la fragata española Almansa, penetró por una de las puertas y vino a explotar en unos paquetes de pólvora, con lo que se produjo una inmensa explosión que destruyó la torre de la Merced, donde se hallaba Gálvez, junto con algunos oficiales y soldados, muriendo todos heroicamente.
Al día siguiente el Gobierno dio un Decreto ordenando que en el Batallón de Artillería de Plaza se considere a Gálvez como «Primer Jefe». Y cuando se leyó su nombre en el acto de revista, el comandante contestó: «Muerto heroicamente en la Defensa de la Patria y en Honor de América».

En tal carácter organizó la defensa del Callao contra la escuadra española y murió heroicamente, en la Torre de la Merced, el 2 de mayo de 1866.

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