Físico y matemático alemán, nació el 16 de marzo de 1789 en Erlangen, Bavaria. Tanto su padre, de profesión cerrajero, con una amplia cultura para la época obtenida de forma autodidacta, como la madre, se encargaron de transmitir a los hijos conocimientos de matemática, física, química y filosofía.
Hacia 1805 Georg Simon ingresó en la Universidad de
Erlangen, la que abandonó después del tercer semestre, al interferir la vida
disoluta que llevaba con los estudios. Por ese motivo sus padres lo enviaron a
Suiza, donde comenzó a trabajar como profesor en una escuela de Gottstadt bei
Nydan y continuó estudiando matemáticas.
En 1811 regresó a la
Universidad de Erlangen y al concluir los estudios el
gobierno de Bavaria le ofreció un puesto de profesor de matemáticas y física en
una modesta escuela de Bamberg.
Seis años después recibió una oferta para impartir clases de
matemáticas y física en un Liceo Jesuita de Colonia. En esa institución, con
mejores condiciones materiales que en las anteriores donde había trabajado,
pudo contar con un laboratorio de física bien equipado. Ahí comenzó a realizar
sus primeros experimentos con electricidad después de conocer las
investigaciones llevadas a cabo en 1820 por el físico danés Øersted.
Como resultado de sus investigaciones, en 1827 Georg Simon Ohm
descubrió una de las leyes fundamentales de la corriente eléctrica, que hoy
conocemos como “Ley de Ohm”. Esa importante ley postula que “la corriente que circula por un circuito
eléctrico cerrado, es directamente proporcional a la tensión que tiene
aplicada, e inversamente proporcional a la resistencia que ofrece a su paso la
carga que tiene conectada”.
Esta ley evidencia la estrecha relación que existe entre el flujo o
intensidad de la corriente ( I ) en ampere (A) que circula por un circuito
eléctrico cerrado; la tensión (E), en volt (V), que tiene aplicada y el valor
de la resistencia (R), en ohm (), de la carga conectada a ese circuito. Pero su
trascendental descubrimiento no fue reconocido por parte de los físicos de la
época, ni le sirvió tampoco para ver realizado su sueño de obtener el ansiado
nombramiento de profesor universitario.
Su amargura por el poco reconocimiento recibido quedó reflejada en un
escrito donde exponía el resultado de sus investigaciones, titulado “Teoría
matemática del circuito galvánico”. En el prólogo aparece la siguiente cita:
“las circunstancias en que he vivido hasta ahora no han sido, ciertamente, las
más< favorables para que me animasen a proseguir mis estudios; la
indiferencia del público abate mi ánimo y< amenaza extinguir mi amor a la
ciencia”.
En marzo de 1828 decidió establecerse en Berlín y en 1833 aceptó un
puesto como profesor en Nüremberg. En 1842 la Real Sociedad lo
admitió como miembro, al reconocer el mérito que tenían sus trabajos
investigativos y en 1845 la
Academia Bávara lo nombro también miembro, con plenos
derechos.
Dos años después, el 6 de julio de 1854, fallecía este insigne
matemático y físico en la ciudad de Munich de su Baviera natal (actual
Alemania).
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