SARITA COLONIA
Sarita Colonia (Huaraz, departamento de Ancash, Perú), 1 de marzo de
1914- Callao, 20 de diciembre de 1940) fue una joven a la que se le atribuyó la
capacidad de hacer milagros y que, tras su muerte, tiene una gran veneración
popular por su fama de santidad, aunque su culto no está reconocido por la Iglesia católica.
Su padre, Amadeo Colonia, era carpintero. En 1924 cuando Rosalía
Zambrano, la madre de Sara Colonia, se enfermó de bronquitis, la familia se
mudó a Lima.
Sara trabajaba en una panadería de Huaraz para ayudar a los gastos
familiares (familia que, tras el segundo matrimonio del padre, había crecido
con tres niños más).
A los 16 años, en 1930, emprendió el viaje hacia Lima con su padre,
que, en el camino del mismo, habló con una familia italiana que necesitaban una
niñera. Durante tres años Sarita cuidó de los niños de esta familia en el
Callao.
A los 26 años, el 20 de diciembre de 1940, Sara Colonia Zambrano
falleció en el hospital de Bellavista. En su partida de defunción, que aún
conserva la municipalidad de Bellavista, consta que murió de paludismo.
Sin embargo, la familia asegura que ella murió "por sobredosis de
aceite de ricino" y no entienden por qué consta el paludismo como causal
del fallecimiento. Sarita fue enterrada en una fosa común en el cementerio
Baquíjano del Callao.
No tuvo funeral. Los días 1 de marzo (fecha del nacimiento de Sarita)
y 20 de diciembre (fecha de su fallecimiento) son conmemorados por los
creyentes, se celebra una misa especial en la capilla de Sarita.
Durante
los setenta comenzó una migración masiva desde el mundo rural hacia Lima. Con
ello, la cantidad de marginados en la capital peruana creció exponencialmente.
Diferentes grupos sociales marginados comenzaron a seguir el culto de Sarita
Colonia, así pues, los taxistas, conductores de microbuses, madres solteras,
subempleados, amas de casa y adivinos, entre otros, se sumaron a quienes
confiaban su suerte en la santa popular.
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