sábado, 20 de septiembre de 2014

PEDRO PAULET

PEDRO PAULET


El ingeniero Pedro Paulet nació en Arequipa en la ciudad de Tiabaya el 2 de julio de 1874. Hijo de Pedro Paulet y Antonia Mostajo. El fue uno de varios hijos nacidos en una familia mestiza que vivía en una de las tantas lejanas y olvidadas pequeñas aldeas en la jungla peruana. Cursó estudios en el célebre colegio del Padre Duhamel. Ingresó a la Universidad de San Agustín donde estudió simultáneamente en las Facultades de Letras y de Ciencias.

Su Interés por los Cohetes

Era casi un niño cuando inspirado por los cohetes lanzados al aire durante las festividades de las fiestas religiosas de su ciudad natal de Arequipa, decide realizar experimentos fabricando cohetes con canutos de carrizo ligados fuertemente con pitas de caña, y ataba a las guías de estos cohetes redecillas con piedras, fierro, roedores o pedazos de metal, para calcular la fuerza que buscaba. “No se trata de atraer el aire sino de empujarlo”, solía decir.
Estos experimentos alarmaban al vecindario, lo cual le obligo a realizar sus experimentos fuera de la ciudad.
Posteriormente logró conseguir el apoyo de algunos pirotécnicos locales para construir cohetes con cámaras impulsoras mas largas y de mayor duración.
Esta fascinación por los cohetes y su sueño de viajar al espacio fué lo que continuamente durante toda su vida lo motivó en sus experimentos e invenciones.

El Primer Dispositivo Diseñado por Pedro Paulet

El primer dispositivo diseñado por Pedro Paulet consistió en una rueda de bicicleta provista de dos cohetes, alimentados por tubos unidos a los radios, por los que la carga venía de una especie de carburador fijo, colocado cerca del eje, con un anillo de agujeros por donde entraba la mezcla explosiva a dichos tubos, cada vez que su boquilla pasaba por uno de los agujeros.
El quid de la cuestión era, naturalmente, el explosivo. El diseño según Paulet podía ser adaptado para utilizar más cohetes. Este diseño se asemeja a las turbinas hoy utilizadas por los aviones a reacción. Pedro Paulet realizó muchos experimentos, hasta que, aconsejado por el mismo Berthelot, preferió utilizar las panclastitas de turpín, el inventor de la melinita. Eran explosivos líquidos, fácilmente volatilizables y de tan tremenda expansión que había que debilitarlos con disolventes apropiados.

La Rueda Motriz y los Aviones

Pedro Paulet tuvo la certeza de haber encontrado en el cohete el motor insuperable para toda clase de vehículos y especialmente para los aéreos, aunque modificando totalmente la estructura y la forma de los aviones conocidos en ese entonces.
Pedro Paulet decía que todo técnico al tanto de la historia de invenciones y descubrimientos sabe que el progreso no consiste en igualar los procesos de la naturaleza, sino en sobrepasarlos. Si para el transporte terrestre nos hubiéramos reducido a multiplicar las patas de los móviles, estaríamos donde estuvieron los Incas que no conocían la rueda, no obstante poseían magníficos caminos. El pensaba que no era posible progresar más en la locomoción aérea imitando el vuelo de las aves. Es decir, que habría que estudiar, no la aviación sino la "desgravitación", tendiendo más que a la aeronáutica, a la bien llamada por M. Rosny, la "astronáutica" o sea el transporte arriba del planeta, donde casi no hay aire, ni nubes, ni hielo.
Paulet afirmaba que en tal medio poco valen alas, planeadores y hélices; lo único que queda como expediente es el cohete y entonces lo que se impone es una nueva forma del móvil impulsado por esa propulsión a escape, forma que no debe ser "aerodinámica", sino "astrodinamica”. Paulet se adelantaba a su tiempo y predecía el futuro tecnológico del hombre en el espacio.

El Motor a Reacción

Frente a los motores a vapor, eléctrico y de explosión que eran los mas avanzados al principio del siglo XX en materia de locomoción mecánica, Pedro Paulet ya había logrado diseñar y construir un motor que superaba dichos motores mediante la utilización de fuerzas explosivas retro-propulsoras de cohetes. Paulet diseñó y construyó este motor en 1897. El motor pesaba 2.5 kilogramos, tenía un empuje de 200 libras, experimentaba 300 explosiones por minuto y estaba impulsado por combustible de “propelente líquido”; un componente formado por peróxido de nitrógeno y gasolina. En su diseño, tanto el carburante como el oxidante se encuentran almacenados en tanques separados y estos son mezclados en la cámara de combustión donde por medio de una bujía se produce una chispa que provoca la ignición. Esta combinación hacía que se generen potentes gases que eran expulsados al exterior a alta temperatura, como consecuencia se generaba una reacción que hacia elevar al vehículo.
El diagrama del primer experimento del motor cohete fue reconstruido por James E. Wyld en 1946 utilizando como base la descripción escrita del inventor

El "Avión Torpedo" o "Autobólido"

El "avión torpedo" que posteriormente Paulet prefiere llamar "autobólido" estaba diseñado en base a su motor a reacción y poseía una forma de "punta de lanza". Esta nave aeroespacial tenía un espacio interior adecuado para una tripulación, revestido a su vez en su parte externa con una capa de material resistente a las condiciones del espacio y de la atmósfera. Paulet eligió el diseño esférico de la cabina debido a que el consideraba que esta forma geométrica es mas resistente a las presiones externas producidas por el medio ambiente y porque a su vez permite una completa libertad de movimiento a la tripulación. Así mismo el diseño consideraba el uso de paredes térmicas y la producción de electricidad para el instrumental por medio de baterías termoeléctricas.




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