miércoles, 22 de octubre de 2014

SAN JUAN CRISOSTOMO

SAN JUAN CRISOSTOMO

Nació en Antioquía (Siria), en el año 347. En aquel entonces, dicha ciudad era la segunda más importante del Imperio Romano de Oriente. Comenzó estudios con el filósofo Andragatio y continuó con Libanio, que entonces era un famoso orador y el más ferviente partidario del feneciente paganismo romano.
Un encuentro con el obispo Meletio resultó decisivo en la vida de Juan, quien comenzó a estudiar teología con Diodoro de Tarso (uno de los líderes de la antigua escuela de Antioquía) mientras mantenía un ascetismo extremo.
Crisóstomo fue siempre un admirador de un monasticismo activo y utilitario y se pronunció contra los peligros de una contemplación ociosa. En 381 fue ordenado diácono por Meletio de Antioquía y en 386 fue ordenado sacerdote por el obispo Flaviano I de Antioquía.
Con el transcurso del tiempo Crisóstomo llegó a ser el sucesor de Flaviano I. Durante su misión como obispo mostró gran preocupación por las necesidades espirituales y materiales de los pobres. También se pronunció en contra de los abusos de los poderosos y de la propiedad personal.
A la muerte de Nectario el 27 de septiembre de 397 fue instituido de cierta forma en contra de su voluntad como metropolitano de Constantinopla (por su calidad de villa imperial, el metropolitano de Constantinopla recibió posteriormente el título de Patriarca). Para poder abandonar la ciudad de Antioquía, en donde era tan querido, una escolta militar tuvo que acompañarlo para así evitar la conmoción del pueblo.
Sus esfuerzos por reformar la Iglesia de Constantinopla chocaron con la oposición de los poderosos y del clero corrupto y tuvieron poco éxito aunque incrementaron su popularidad entre las personas comunes. Su estancia en Constantinopla resultó muy difícil.
Se puede decir que Crisóstomo se caracterizó por la falta de tacto y temeridad al denunciar las ofensas de las instancias superiores y su actidud condujo a que se creara una alianza en su contra entre Eudoxia, Teófilo y el clero molesto quienes convocaron un sínodo en 403 y acusaron a Crisóstomo de favorecer las enseñanzas de Orígenes. El sínodo (llamado "de la Encina") se pronunció por la deposición de Crisóstomo.

Cuando el papa Inocencio supo las circunstancias de la deposición de Crisóstomo presentó su protesta pero no fue escuchado. Crisóstomo continuó escribiendo cartas que resultaban de gran influencia dentro de Constantinopla, se determinó desterrarlo a un extremo fronterizo cerca del Cáucaso. No obstante este nunca llegó a su nuevo destino porque murió en el viaje el 14 de septiembre de 404. Sus últimas palabras fueron: Doxa to theo panton eneken (Gloria a Dios por todo) [Palladius, xi. 38]. El 27 de enero de 438 su cuerpo fue trasladado a Constantinopla y enterrado en la Iglesia de los Apóstoles donde yacía Eudoxia desde el 404.

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