PEDRO RUIZ GALLO
El
Teniente Coronel Pedro Ruiz nació en la villa de Eten el 24 de junio de 1831.
Fueron sus padres: el coronel español don Pedro Manuel Ruiz y doña Juliana
Gallo, siendo niño perdió a su padre. Estudió y trabajó en su pueblito natal,
hasta los once años, edad en que pierde a su madre, lo que lo obliga a viajar a
Chiclayo y a trabajar en el oficio de relojero.
Su primer invento: una caja musical
Desde muy niño reveló su genio precoz, todos sus juegos infantiles
revelaban al futuro inventor. Se pasaba horas enteras en la playa, observando
el vuelo de las aves y desde ya manifestaba ansias de volar. Le fascinaba la
mecánica. Llamó la atención un aparato de cuerda que hizo, cuando tenía 10
años, aparato que producía hermosos sonidos. En Chiclayo se sostuvo componiendo
relojes y dedicado siempre a sus tenaces investigaciones.
Carrera militar
A los 15 años se trasladó a la capital. Movido por su vocación militar
ingresó como cadete en 1848. Muy pronto por su corrección, valor y pericia,
logró ascender a alférez y se inició así su brillante carrera militar, bajo la
égida Castilla, Balta y el General Prado, a lado del cual se batió en el
glorioso combate del 2 de mayo de 1866.
Explorando la Amazonía
Sus más destacados servicios a la Patria comienzan por el año 1855 cuando tenía don
Pedro Ruiz el grado de Capitán. Era ayudante de la Prefectura de Amazonas.
Siguiendo el curso del gran afluente del Marañón descubre la ruta fluvial que
une Bongará con la capital amazonense y llega hasta el Pongo de Manseriche y,
escapando de ser victimado por los salvajes, debido a sus conocimientos de los
dialectos nativos y a su don de fascinarlos con la música de su violín,
descubre la tribu de los Agua Ruma, las minas de pizarra y mármol de chiliquín
y salva de los efectos mortíferos de la picadura de las vívoras de la selva,
merced a sus conocimientos médicos.
Descubre una vacuna
En 1856 incursiona en la medicina, a causa de la epidemia de viruela,
descubriendo una vacuna con la cual salva la vida de miles de personas. Fue
catalogado como el médico militar salvador.
El reloj de Chachapoyas
Después de estas hazañas fue ascendido a Mayor graduado en enero de
1865 y a Mayor efectivo en febrero del mismo año. La gratitud de los
amazonenses fue grande para don Pedro Ruiz y de sus días en Chachapoyas quedó
cual monumento de su pericia el reloj público de aquella localidad.
Vencedor del Combate del 2 de mayo
Al iniciar el general Prado el movimiento de la Restauración , el
entonces mayor Pedro Ruiz se alió a tan noble y patriótica causa y peleó
valientemente en el glorioso Combate del 2 de Mayo de 1866, en la Segunda Compañía
del Regimiento de Jefes y Oficiales que comandaba el Teniente Coronel Montalbán
y cuyo jefe fue el Coronel Robles. La junta Calificadora presidida por el
General don Miguel Medina, lo declaró Vencedor del Combate del 2 de mayo; por
cuyo motivo el Gobierno del General Prado le concedió su ascenso a Teniente
Coronel.
Su monumental reloj de Lima
Terminado el conflicto con los españoles, Pedro Ruiz Gallo se dedica
por entero a su obra maestra: el reloj monumental. El año 1868 un decreto del
Presidente Balta consideró al Teniente Coronel don Pedro Ruiz agregado al
Estado Mayor General para que pudiese terminar su obra. Esta es la época de
mayores luchas de nuestro héroe. Se esgrimen contra él envidias e
incomprensiones. Le quitan hasta su ordenanza; le apresan su ayudante: le
niegan sus sueldos; lo mal informan ante Balta; él sigue sereno, impasible,
rectilíneo, tenaz, perseverante en su obra monumental.
Al fin un día ve realizado su sueño. El Congreso de 1868 a iniciativa del diario
"El Comercio" de Lima que aboga en su favor, da la ley necesaria y el
gobierno de Balta, acatando al Congreso, otorga la protección debida. Y el 6 de
Diciembre de 1870 se inaugura la obra insigne. En los jardines de la Exposición (el actual
"Parque de Lima") se levantó el Reloj, comparable al reloj de
Strasburgo.
Tenía once metros de altura, 16 de ancho y 5 de espesor; nueve esferas
y señalaba los días, los años, los meses, las estaciones, las fases de la luna,
izaba el pabellón nacional y entonaba nuestro mágico Himno. Cada hora renovaba
un cuadro de la Historia
y dos centinelas presentaban armas, al son de la Marcha de Banderas, cuando
izaba nuestro bicolor. Este reloj fue el orgullo de nuestra capital, hasta que
se lo llevó el ejército chileno en la desastrosa Guerra del Pacífico.
Precursor de la aviación
Terminada su obra maestra, se dedicó a sus estudios y descubrimientos
de aviación. Desde niño tenía la obsesión de poder descubrir un aparato para
volar. Hizo estudios serios sobre el vuelo aerostático. Escribió una obra sobre
navegación aérea: Estudios Generales sobre la Navegación Aérea
y Resolución de este importante problema", donde estudia los globos
aerostáticos y proyecta un aparato llamado "El Ornitoptero", que
tendría la forma de un ave, pero funcionaría con un motor, como los actuales
ultra-leves. Es presumible que esta obra genial haya circulado en todo el mundo
científico por su interés y novedad. A excepción en un vuelo en San Cristóbal,
todos sus ensayos los hizo en el Callao, en una casa que hace esquina en las
calles México y Sucre.
Su sacrificio en la Guerra del Pacífico
Este sacrificio tuvo lugar el 24 de abril de 1880. La escuadra chilena
había bloqueado nuestro primer puerto. En tan difíciles circunstancias el
Gobierno comisionó al Teniente Coronel Pedro Ruiz para que preparara torpedos
contra la escuadra enemiga.
Se encontraba pues en tan patriótica labor, a las doce de aquel aciago
día, cuando por descuido de su ayudante, una explosión, puso fin a una vida tan
cara para la patria, tan preciosa y útil para esos momentos que vivía el Perú.
Así trágicamente pasó a la inmortalidad este epónimo peruano, honra de la Nación. La Asamblea
Constituyente de 1884, resolvió trasladar sus preciosos restos a la Cripta de los Héroes (en el
Cementerio Museo Presbítero Matías Maestro, que es el más antiguo de Lima);
acto de gratitud nacional y justicia histórica que se corroboró por resolución
suprema de abril de 1938; desde 1940 los restos de nuestro héroe Pedro Ruiz
reposan al lado de Grau y Bolognesi.
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