NICOLÁS COPÉRNICO
Está
considerado como el artífice del renacimiento de la astronomía. Huérfano de
padre cuando Nicolás tenía sólo 10 años, quedando a cargo de su tío Lucas
Watzelrode, canónigo y futuro Príncipe-Obispo de Warmia, quien le posibilitó
una excelente educación y una vida sin preocupaciones materiales.
A partir de
1513, desarrolla la teoría matemática que permite realizar cálculos planetarios
basados en el sistema heliocéntrico. El sistema geocéntrico de Ptolomeo,
desarrollado en el siglo II, era el modelo de universo aceptado en tiempos de
Copérnico. La idea de un sistema heliocéntrico había sido discutida en la
antigüedad por los griegos (Aristarco lo propuso en el siglo III a.C.) pero
había sido desechada porque la física aristotélica no podía aceptar el
movimiento de la Tierra.
Hacia los años veinte del siglo XVI, envió a algunas
personalidades conocidas suyas manuscritos que versaban sobre la arquitectura
del sistema planetario y en los cuales se postulaba que la Tierra gira alrededor de su
eje y que ésta y los planetas se mueven alrededor del Sol; ideas éstas, que no
había llegado tanto por mediciones y observaciones, sino que más bien por
razonamientos teóricos.
En 1533
escribió su primer libro, el «Commentariolus», un bosquejo de sus hipótesis
sobre los movimientos celestes. Esta obra tuvo excelente acogida en los
círculos oficiales de la
Iglesia y en 1536 el Cardenal Schönberg insta a Copérnico a
escribir un tratado donde se presente su teoría detalladamente.
En 1539
recibe Copérnico la visita en Frauenburg de un joven matemático alemán Georg
Joachim von Lauchen, también conocido como Rético o Rheticus. Este lo motiva
para completar su obra y le ayuda en su preparación.
Rético
permaneció dos años en Frauenburg trabajando con Copérnico. En 1540, difunde el
primer informe sobre las investigaciones copernicanas, la «Narratio prima» .
Desgraciadamente, no pudo ayudar en las últimas etapas de impresión del tratado
en la ciudad alemana de Wittenberg, dejándolo en manos de Andreas Osiander
quién, sin una autorización expresa de Copérnico y sin firmarlo, agregó un
prólogo al libro en el que expresa que el sistema heliocéntrico es un artificio
útil para el cálculo de posiciones planetarias, pero no es necesario que sea
cierto, ni siquiera probable. Ese no era el punto de vista de Copérnico quien
sin duda creía en la verdad de su hipótesis. Desgraciadamente Copérnico recibió
una copia del libro en su lecho de muerte. El libro titulado «De Revolutionibus
Orbium Coelestium» apareció en marzo de 1543 y Copérnico falleció el 24 de mayo
del mismo año. Con Nicolás Copérnico, su Sabiduría e intuición, se cierra la Edad Media en ciencias
y a se inician los Tiempos Modernos. Su brillante libro es el punto de partida
de una nueva era para las formas de hacer ciencia, pese a que con la primitiva
teoría copernicana no se podían obtener predicciones precisas de los
movimientos planetarios. Copérnico se vio, además, obligado a introducir gran
número de epiciclos para que la teoría coincidiera hasta cierto punto con los
hechos. El problema, como hoy sabemos, estribaba en que Copérnico se limitó a
órbitas circulares.
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