SAN GREGORIO NACIANZO
Obispo y Padre Griego. Proclamado Doctor de la Iglesia en el año 1568 por
el papa San Pío V. Gregorio Nacianceno o Nacianzo (329 - 25 de enero del 389),
también conocido como Gregorio de Nacianzo o Gregorio el Teólogo, fue un obispo
cristiano del siglo IV de Constantinopla. Era el hijo de Gregorio y Nonna. Es
honrado como santo por la
Iglesia Católica y como Doctor de la Iglesia. También
es un santo en gran estima de la Iglesia Ortodoxa.
Gregorio tiene el título de Gregorio el Teólogo por parte de la Iglesia Ortodoxa ,
título que comparte con Juan el Apóstol, igualmente conocido como Juan el
Teólogo. Sin embargo, 'teólogo' en este contexto significa más cristológico que
lo que hoy en día se esperaría. Es muy citado por los teólogos de la Iglesia Ortodoxa
y se le tiene alta estima como defensor de la fe cristiana.
Además de varios discursos teológicos, Gregorio también fue uno de los
más importantes hombres letrados del cristianismo primitivo, un orador pleno,
tal vez el mayor de su época, y también un poeta prolífico, habiendo escrito
muchos poemas con materia teológica y moral y algunos de contenido biográfico,
sobre sí mismo y sobre sus amigos
Educación [editar]Al inicio
estudiaba en su casa natal en la ciudad capadócica de Nacianzo, con su tío San
Anfilokios. Después estudió en Nacianzo (en donde su padre, Gregorio, era
obispo), Cesarea Macaza, Capadocia, Alejandría y Atenas. Estando en Atenas,
hizo amistad con San Basilio de Cesarea así como también conoció a Juliano, el
futuro Emperador que los polemistas cristianos denominarían Juliano el
Apóstata. Al terminar su educación, enseñó retórica en Atenas por un breve
período.
En el año 361, Gregorio regresa a Nacianzo y es ordenado presbítero
(sacerdote). Posteriormente Basilio lo hace Obispo de Sasima. En el año 378, el
Concilio de Antioquía pide a Gregorio que vaya a Constantinopla como obispo, ya
que el anterior había muerto. Gregorio, lo mismo que Basilio, se atiene
rigurosamente en la exposición de dogmas a la Sagrada Escritura
y tradición, de forma que sus escritos son valiosos testimonios del estado de
la fe en la Iglesia
griega de aquel tiempo.
Admite un solo Dios, sin principio y sin causa que no puede ser
limitado por ningún otro anterior a Él ni por nadie que le siga. Es un Dios
repleto de eternidad, infinito.
El Espíritu Santo es igualmente Dios; por su medio confiesa Gregorio
haber conocido a Dios. Es tan claramente Dios, que Él hace Dios a las personas
de aquí abajo. No es Hijo, pero no está fuera del ámbito de la divinidad
invisible sino que tiene una gloria igual a la del Padre y del Hijo. Para
Gregorio el pecado es una especie de muerte puesto que destruye la posibilidad
de la vida en el más allá. La suerte del juicio depende de la vida llevada aquí
abajo. Luego de su muerte, el cuerpo de San Gregorio fue sepultado en Nacianzo.
Sus reliquias fueron transferidas a Constantinopla en el año 950, a la iglesia de los
Santos Apóstoles.
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