RAÚL PORRAS BARRENECHEA
Nacido en Pisco, Perú, el 23 de marzo de 1897 y fallecido
en Lima el 27 de septiembre de 1960, Raúl Porras Barrenechea se inició como
profesor universitario dictando el curso de Literatura castellana en la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos. Estudió en los colegios "San José de Cluny y Sagrados
Corazones, e ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en 1912.
Con Guillermo Luna Cartland editó la revista "Alma latina" (1915) y
formó parte del Conversatorio Universitario (1919). Se incorporó al Ministerio
de Relaciones Exteriores en 1919 y continuó en él casi toda su vida También se
dedicó a la docencia desde 1923, en colegios primeramente, y luego en la Universidad de San
Marcos, desde 1928, y también en la Universidad Católica
del Perú, desde 1933.
Publicó numerosos artículos, folletos y
libros. Asimismo, realizó ediciones críticas de importantes obras de la cultura
peruana. Entre los libros podemos citar "Historia de los límites del
Perú" (1926); "El Congreso de Panamá, 1826" (1930);
"Pequeña antología de Lima" (1935); "El cronista indio Felipe
Guaman Poma de Ayala" (1948); "Mito, tradición e historia del
Perú" (1951); "Fuentes históricas peruanas" (1954); "El Inca
Garcilaso en Montilla" (1955); "El paisaje peruano, de Garcilaso A
Riva Agüero" (1955); "Cartas del Perú, 1524-1543" (1959).
Póstumamente han aparecido, entre otros: "Antología del Cusco"
(1961); "Los cronistas del Perú" (1962); "Los ideólogos de la emancipación"
(1974); "Pizarro" (1978).
La dimensión internacional de la obra de
Raúl Porras es fundamental. Así, podemos recordar el reconocimiento multánime
que recibió al organizar y presidir el Primer Congreso Internacional de
Peruanistas, en 1951, conmemorando también el cuarto centenario de la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos, a la que estuvo ligado toda su vida, aunque nunca ostentó
en ella dignidades de autoridad universitaria, que le fueron siempre
mezquinadas, como a Jorge Basadre Grohmann y Julio C. Tello.
También es indispensable recordar que
durante su gestión como canciller se promovió la histórica declaración de los
países garantes, rechazando el planteamiento ecuatorianode nulidad del
Protocolo de Paz, Amistad y Límites de Río de Janeiro.
Su actuación internacional culminante,
literalmente, fue su discurso en la Octava Reunión de Consulta de Ministros de
relaciones Exteriores de los Estados Americanos el 23 de agosto de 1960, en
Costa Rica, pronunciado pocos días antes de su muerte. Allí fue ovacionado y
ampliamente felicitado por el esplendor de su palabra y la hondura de su
pensamiento, en defensa del principio de no intervención ante el asedio a la
revolución cubana. Reproducimos el final de dicho discurso:
"Confiemos, como en el Evangelio de
San Lucas, en que podamos andar juntos sin represión y que en ese alto plano de
amistad podamos convertir los corazones de los rebeldes a la prudencia de los
justos, para bien de América y de la Humanidad " —raúl Porras Barrenechea
Como profesor, tenía un auditorio
ferviente, que se dejaba llevar por sus lecciones de peruanidad. Mario Vargas
Llosa ha escrito un comentario al respecto. También en el parlamento donde fue
senador de 1956 a
1962, pronunció discursos memorables que felizmente han sido recogidos en el
libro "Raúl Porras, parlamentario".
Como pocos de los historiadores peruanos,
Porras supo combinar en beneficio del lector o del oyente las calidades
históricas y literarias. Debemos resaltar nuevamente no sólo la calidad de su
magisterio oral, sino su influencia y alcances que llegaron a miles de alumnos.
Si bien Porras fue historiador, crítico,
diplomático, hombre de letras y periodista, sin duda la vocación de su vida fue
la enseñanza. En la cátedra universitaria, en el aula escolar, en los seminarios
y conversatorios, transmitió a varias generaciones su saber histórico. En el
congreso peruano, un recinto lleva su nombre.
Porras ha legado para la posteridad libros
como sus "Crónicas perdidas, presuntas y olvidadas sobre la conquista del
Perú", "Mito, tradición e historia del Perú", "Fuentes
históricas peruanas". Este último mereció el premio nacional otorgado a
los estudios históricos.
Otra de las obras importantes es El Inca
Garcilaso en Montilla que aportó una valiosa información documental para
esclarecer un extenso lapso de vida del autor de Los Comentarios Reales. Porras
descubrió la casa de Garcilaso en Montilla, donde vivió hasta los 52 años.
Estos aspectos de la biografía del inca no eran conocidos hasta 1949-50 cuando
el historiador, por entonces embajador del Perú en España, se dirigió
personalmente a Montilla para una tarea de investigación.
Su fase diplomática
Su ingreso como bibliotecario al Ministerio
de Relaciones Exteriores en 1922, marca el inicio de su vida diplomática. Desde
entonces no hubo problema internacional a cuya solución no ofreciera las luces
de su inteligencia lúcida y rotunda que marcó siempre rumbos firmes y definidos
a la Cancillería
peruana.
En la cuestión de Leticia con Colombia le
tocó a Porras desempeñar un papel destacado como asesor de los delegados
peruanos que trataron en Río de Janeiro los términos de un arreglo que no
soslayara importantes aspectos históricos del litigio.
Durante las acciones militares de 1941 en
la frontera con el Ecuador, la oficina de Raúl Porras, en el Ministerio de
Relaciones Exteriores, centralizó los despachos del frente y los vertía a los
medios de difusión con los comentarios y aclaraciones que eran necesarios para
ilustrar a los lectores.
El embajador Raúl Porras Barrenechea fue Ministro
de Relaciones Exteriores del 4 de abril de 1958 al 14 de octubre de 1960.
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