lunes, 22 de febrero de 2016

DIVERSIDAD CULTURAL DEL MUNDO

La diversidad cultural en el mundo es un producto de la gran variedad de experiencias y realizaciones humanas. Es un concepto amplio fundado en los lazos entre las personas a través de la historia, la tradición y el idioma comunes. La diversidad cultural refleja la multiplicidad e interacción de las culturas que coexisten en el mundo y que, por ende, forman parte del patrimonio común de la humanidad. Implica, por un lado, la preservación y promoción de culturas existentes y, por otro, la apertura a otras culturas.
La Declaración Universal sobre la diversidad cultural, adoptada por UNESCO en noviembre de 2001, se refiere a la diversidad cultural en una amplia variedad de contextos y el proyecto de Convención sobre la Diversidad Cultural elaborado por la Red Internacional de Políticas Culturales prevé la cooperación entre las partes en un número de esos asuntos.
En la Tierra existen alrededor de 6000 grupos étnicos con características espirituales, materiales y emocionales distintivas, tales como un sistema de valores, de creencias, o un estilo de vida con el cual afrontar las vicisitudes de la vida. Ello determina una particular forma de ver e interpretar el mundo, que es transmitida, a su vez, de una generación a otra. La diversidad cultural es, por tanto, un hecho irrefutable, y el Mediterráneo, un buen ejemplo de esa confluencia de culturas y nudo de civilizaciones que intenta convivir y sobrevivir en el tiempo, tal y como se recoge en los textos programáticos de este Congreso.
La diversidad cultural suele expresarse en términos de variación taxonómica: de modos de vida, de valoración y utilización de los recursos naturales, etc., y es una característica definitoria de los ecosistemas maduros. Enmarcada en estos principios ecológicos, la cultura necesariamente ha de entenderse como una estructura dinámica, condicionada por el conjunto de los múltiples factores contextuales donde se inserta, y en permanente proceso de transformación. En este sentido, la cultura y su expresión diversa tienen una dimensión como proceso (evolutivo), y otra como resultado, es decir, como fuente de expresión, creación e innovación.
Si bien la diversidad cultural ha sido una constante a lo largo de la historia de la humanidad, en la actualidad se manifiesta asociada a una serie de fenómenos como la política de la identidad, el proceso de globalización o los flujos migratorios.
En contextos muy diversos de todo el mundo los grupos humanos vuelven a movilizarse en torno a antiguos resentimientos étnicos, religiosos, raciales o culturales y exigen, por una parte, el reconocimiento y la valoración de su identidad, y por otra, justicia social. Ello determina que, tanto a nivel nacional como internacional, la diversidad se sitúe en el centro de una serie de debates en torno a tópicos como la cohesión social, el desarrollo sostenible, las relaciones intergrupales, o los procesos de opresión.

Importancia

La diversidad cultural, que ha adquirido una notable relevancia en la actual sociedad del conocimiento, es sólo una forma más de manifestarse una diversidad más amplia, la ecológica, a la que hoy se le atribuye un papel fundamental en el funcionamiento general de los ecosistemas.
La importancia de estos temas para una convivencia en paz, justa y solidaria, y la presencia de movimientos que amenazan la libertad cultural, viene generando en la comunidad internacional una mayor sensibilidad en torno al respeto por la diversidad, la tolerancia y el diálogo. Uno de los frutos de este proceso de concienciación fue la Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural, en la que se la considera patrimonio común de la humanidad y su defensa un imperativo ético, inseparable del  respeto de la dignidad de la persona humana. Hacer frente a la diversidad cultural será, por ello, uno de los desafíos más importantes del presente siglo.
Esta puesta en valor de la diversidad cultural se está consolidando en los distintos niveles y sistemas sociales tales como la política, la educación, el trabajo, el arte, el ocio, etc. En el ámbito educativo, por ejemplo, la educación intercultural es ya un instrumento de primer orden en la construcción de nuevos modos de relación entre los diversos grupos humanos y sus culturas, en un mundo donde primen la cohesión, la solidaridad y la cooperación. En esa misma línea, la UNESCO, a su vez, atribuye a la formación superior un papel fundamental para comprender, interpretar, preservar, reforzar, fomentar y difundir las culturas nacionales y regionales, internacionales e históricas, en un contexto de pluralismo y diversidad cultural. Hablamos, por tanto, de un sistema educativo que responda simultáneamente a las exigencias de la integración mundial y nacional y a las necesidades concretas de comunidades culturalmente distintas, lo que favorecerá una conciencia de la diversidad y el respeto a los demás.
Se señala la importancia de la diversidad cultural para la lucha por el respeto pleno a los derechos humanos y libertades fundamentales de quienes son explotados,  discriminados, reprimidos y despojados por el sistema actual, basado en la acumulación de capital de unos cuántos a costa de la miseria de las mayorías.
La diversidad cultural se manifiesta no sólo en las diversas formas en que se expresa, enriquece y transmite el patrimonio cultural de la humanidad mediante la variedad de expresiones culturales, sino también a través de distintos modos de creación artística, producción, difusión, distribución y disfrute de las expresiones culturales, cualesquiera que sean los medios y tecnologías utilizados.

La diversidad cultural debe considerarse como parte de la biodiversidad. Al igual que la diversidad genética o de especies, algunos atributos de las culturas humanas (por ejemplo, el nomadismo o la rotación de los cultivos) representan "soluciones" a los problemas de la supervivencia en determinados ambientes. Además, al igual que otros aspectos de la biodiversidad, la diversidad cultural ayuda a las personas a adaptarse a la variación del entorno. La diversidad cultural se manifiesta por la diversidad del lenguaje, de las creencias religiosas, de las prácticas del manejo de la tierra, en el arte, en la música, en la estructura social, en la selección de los cultivos, en la dieta y en todo número concebible de otros atributos de la sociedad humana. 

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